El silencio y la nada...


Se contonea el aire
como hembra inalcanzable.
Se desliza mínimo
por pausados acordes
de un vals moribundo.

Los ruidos lejanos caminan descalzos, besan la tierra sin perturbar los sueños que sofocan mi llanto.
Duermen los pájaros porque el cielo está ausente y la luna está echada en la gris azotea.

El silencio contempla
con oscuro mutismo
la rutina inmutable
de un segundo fugaz,
despojado de piel,
de voces y de luz.

En esas ausencias de vida y de aromas, me alcanza la nada con su abrazo de espanto y ahogada en su aliento, lloro a carcajadas.

Una estrella se lame
viejas amarguras,
la perpetua condena
de las almas cansadas.
La tuya y la mía.