Dolor animal...


Hoy mi alma es un pantanal porque me siento inundada de injusticia; porque mi parte animal estalla de furia y la furia transmuta en impotencia; porque la envidia de la felicidad ajena me lastima; porque me resulta imposible separar lo propio de lo extraño y hasta me duele la felicidad que no ha sido pensada para mí...

Porque en la catedral de mi espíritu nadie quiso o pudo escucharme rogar y exigir, pedir y maldecir...

Porque reverberan en mi corazón los dolores de quienes amé y perdí, el llanto de quienes se han ido en la soledad de mi amor lejano, distraído y desesperado...
Hoy vibran en mis mejillas, dolorosas e hirientes, mil lágrimas ácidas y destempladas.

Cruje el corazón al comprobar que la divinidad que llevabas dentro terminó abandonándote a tu suerte, al dolor y a la angustia de comprobar que tu lucha y sufrimiento fueron en vano. Nuestras divinidades nos dejaron inmersos en nuestras soledades, instalándonos en limbos tan extraños y distantes, tan tajantes como crueles. Tan en la nada de los vacíos perfectos...

Hoy no puedo cargar con mis angustias porque tal vez sea recién ahora que entiendo mejor tanto amor perdido. Ese amor que repiquetea entre las manos como castañuelas y hace canturrear al corazón. Ese amor que la vida extraña hasta morir...