Punto de fuga (y vuelta)


En la opulenta soledad
de mí misma
encuentro el refugio
y también el desamparo,

y los cepos

y la horca

y la locura.

Y en el límite de todo,
en el climax del espanto...

el orgasmo que libera,
que restaura,
que acaricia,

que me da un poco de paz.

Dolores, consuelos
y la muerte arrepentida.

Es el alma y es la bestia
que trabajan a destajo.