Un día y mil noches...


La imagen de todo lo que ha de ser,
ya está hecha.
Sólo falta la materia que la llene.

Escritos Sagrados de Hermes


Si algo he aprendido es que nada aprendí todavía. Si es que algo creí vivir, fue tan sólo una ilusión.

La memoria se enciende con cada día y cada amanecer es una vida de recuerdos nuevos. Es un manojo de vivencias desmembradas por las noches, que pretendo reconstruir cada mañana. Porque cada sol amanecido es un atisbo de vida nueva, un latente engaño por vivir.

Mis sueños deambulan entre pasados olvidados y futuros que, en lo concreto de los días, nunca alcanzo a recordar. Es en ese universo intangible de las sombras dormidas que todos los tiempos se hacen uno, porque es ahí donde se desvanecen los relojes y las muertes, pues cada día es un despertar y cada memoria, una vida por vivir. Porque entre una estructura vital y otra está la noche, profundo y oscuro vientre donde se hace imagen lo que he de ser cada mañana.

En este laberinto indescifrable, la vida tiene su noche y posee la muerte su día. Se cruzan aquí y se separan allá para volverse a encontrar, en una danza eterna y sensual. Es el rito perpetuo de memorias y desmemorias, de lo que fui ayer y de lo que soy hoy, imaginando lo que habré de ser mañana...

Porque la vida no es el corazón que late; es el alma y sus memorias...