Desencuentros cotidianos...


Él nunca la olvidó y recurrentemente volvía a su memoria aquella mirada casi infantil y esos labios apetecibles y tibios…

Estaba convencido de que algún vez la volvería a ver y se preparaba cada día para ese momento con la esperanza de recuperarla.

Envuelto en esos pensamientos y deseos, bajó del subterráneo al paso de la multitud que trataba de no chocar con otra multitud que intentaba subir…

Cuando el torrente humano descendió, ella no tuvo más alternativa que dejarse conducir por el gentío que enseguida ocupó el poco espacio disponible en el segundo vagón del subterráneo. El tren partió con un leve quejido eléctrico mientras él y la multitud iban escaleras arriba dejando semivacía la estación…

Musiquita que nos llega...


En nuestra vanidad solemos creer que somos nosotros quienes elegimos la música, pero la realidad es que es ella la que nos busca y nos encuentra en el momento preciso y necesario…

Trapitos al sol...


Cada día saco algunos de mis trapitos al sol, como diría mi abuela…

Pero por más que lo intento mis cajones nunca dejan de estar hasta el tope. Pareciera que mis secretos nunca terminarán de ver el día. Ni siquiera mi propio día…

Pero en realidad no sé si esto es tan malo. Después de todo es una manera de sentir un cierto interés, algo de curiosidad por mí misma…

El tiempo es una hamaca...


Ir y venir…
Subir y subir y subir hacia un futuro…
Y volver…
Subir y subir y subir hacia un pasado…
Y volver…

Hamacarse es como un paseo por la ilusión del tiempo en el que pasado, presente y futuro se muestran como un vaivén sin fin y durante el que de perciben todos los colores, sabores, aromas y sonidos de lo que me rodea, me rodeó o me rodeará en un extremo u otro de ese ida y vuelta. Tal vez llegue un día en que comprenda que en realidad todo sucede en un mismo y único tiempo, simultáneamente…